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LA MÚSICA Y LA MÍSTICA DE LOS SIGLOS XVI Y XVII, AL MÁS PURO ESTILO DEL "AYRE ESPAÑOL"...

Cuando se piensa en España, siglo XVI y siglo de oro inevitablemente viene a la mente las figuras de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz, no ya solo como místicos, también como poetas y escritores... El arte y la mística devienen unidos en estas dos personalidades... pero casi nadie piensa, en parte por que la cultura musical siempre sigue siendo una materia olvidada, que mucha de la música escrita en España en esta época tiene también un profundo sentido místico y al mismo tiempo una personalidad muy acorde con el estilo español de la época que le hace el complemento musical ideal a todo lo que gira en torno a estos dos místicos...


Se desconoce si Santa Teresa o San Juan sabían música... lo que sí se sabe es que la Santa de Ávila si mostraba interés y gusto por la música. En uno de sus libros autobiográficos, "Las fundaciones", relata como cuando se inauguró el convento carmelita de la ciudad de Sevilla hubo una solemne procesión animada con música de ministriles. Los ministriles en aquella época eran músicos asalariados, especialmente de instrumentos de viento. Sevilla en ese momento se estaba convirtiendo en una de las ciudades más ricas de España gracias al comercio con el Nuevo Mundo. En Sevilla estaba el puerto desde el que salía y llegaba todo lo que iba y venía de las Américas. No es de extrañar que en Sevilla se viviera una de las fundaciones con más pompa que realizara Santa Teresa. La gran mayoría contaban con muy pocos recursos económicos, y se realizaban en condiciones difíciles para las monjas, muchas veces haciendo obras en casas donadas que estaban en muy malas condiciones...


Pero vayamos ahora a la música que es de lo que más quiero hablar en el artículo de hoy. Hay dos géneros musicales de esta época que, en mi opinión y gusto musical, son los que más me conectan con la mística carmelitana, aunque no tengan una vinculación directa.

Uno es la polifonía vocal religiosa de la contrarreforma: me refiero a compositores como Tomás Luis de Victoria, Cristóbal de Morales o Francisco Guerrero. Aunque de estos tres, en mi humilde opinión, el que más se acerca al espíritu místico que Santa Teresa y San Juan trataron de transmitir es el primero.



Y el otro género, creo que si cabe aun más desconocido que el anterior es la música escrita para órgano. Este repertorio nos lleva desde el siglo XV hasta el siglo XVIII.

En la península Ibérica, España, Portugal y sus colonias de este periodo, se construyeron un tipo de órganos muy peculiares, únicos en estos lugares del mundo, que son conocidos como "organos ibéricos". Con un repertorio principalmente religioso y en menor medida profano, pero igualmente en ambas vías, nos encontramos con una música con una personalidad también muy mística y de recogimiento que conecta totalmente con el estilo de la música española compuesta en el siglo de oro.


A esto hay que sumar las características musicales con las que estos órganos están construidos: un sistema de afinación con el la generalmente afinado a 415 Hz y no temperado. Lo cual le da, a ciertos intervalos y tonalidades una sonoridad muy especial y aporta "un alma" a dichos instrumentos que no encontramos en otro tipo de órganos. El juego de registros de armónicos que poseen estos instrumentos también están totalmente en línea con el concepto musical de los mismos y con el repertorio escrito para estos instrumentos.


En Europa podemos encontrar otros órganos, igualmente maravillosos, y muy grandes e impresionantes. En los que se pueden tocar las obras más complejas de compositores como J.S.Bach o incluso la grandilocuencia romántica y postromántica de César Frank o Max Reger. Obras muy complejas musical y técnicamente, de estas que cuando ves tocar al organista te quedas con la boca abierta. Obras que necesitan un gran instrumento para ser tocadas pero que no se podrían tocar en nuestros humildes órganos ibéricos.


Sin embargo, la sensación de intimidad y recogimiento que provocan ciertas obras del repertorio organístico de los órganos ibéricos, compuestas de acuerdo al concepto musical de estos órganos, con todo lo que ello conllevan, no lo he encontrado en ninguna de esas otras obras grandilocuentes, por muy buenas que sean, solo con la excepción de J.S. Bach que es insuperable en todos los sentidos...


Para mí, esa sensación de la que hablo también es acorde con la mística que caracteriza nuestra época de oro, profunda, espiritual y al mismo tiempo muy española.


Los organeros que construían esos instrumentos no tenían nociones de acústica musical, ni mucho menos de musicoterapia. Pero intuitivamente aprovecharon los conocimientos que posteriormente dichas disciplinas desarrollarían científicamente para jugar con los armónicos y las combinaciones de intervalos, para, a través de la vibración producir estados contemplativos y elevados en el oyente.


Hasta uno de los lugares vinculados a Santa Teresa, el monasterio de la Encarnación de Ávila donde ella pasó la mayor parte de su vida, cuenta con uno de estos órganos ibéricos, uno de los más antiguos y de pequeño tamaño, datado en el siglo XV y restaurado no hace mucho.











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