top of page
  • csanchez9292

CÁBALA PRÁCTICA: LA CÁBALA APLICADA A UN DESPACHO DE JEFATURA DE ESTUDIOS.





Hoy en día la cábala se ha puesto de moda. Es cada vez más fácil encontrar personas y asociaciones que imparten cursos, seminarios, talleres sobre distintos temas relacionados con la cábala y grupos de estudiantes y gente afín al tema. Baste saber que personalidades tan populares como Maddona, quien se ha interesado por estos estudios, ha suscitado entre las multitudes un despertar del interés sobre el tema...


Pero, ¿realmente qué es y qué supone la cábala más allá de las superficiales y frívolas apariencias del mundo de las masas y de la popularidad? Ciertamente en el pasado la cábala no tenía nada de popular... Más bien era una disciplina un tanto oscura, de difícil acceso y restringida solo a unos pocos que más hacían por ocultar sus conocimientos que por difundirlos...


La cábala es tremendamente antigua. Su origen está ligado a la tradición mística del pueblo de Israel y, pese a los serios intentos de algunos fundamentados historiadores como Gershom Scholem, es difícil determinar una fecha o época de inicio. Los registros escritos pueden remontarse a los primeros siglos de nuestra era, pero existe bastante certeza de que esos registros escritos beben de fuentes orales más antiguas o de otros escritos, aún más antiguos y de los que ya no tenemos constancia. Para muchos estudiosos, el origen de la cábala misma está en la propia génesis del judaísmo o, incluso, de tradiciones religiosas anteriores al surgimiento de esta religión y que tuvieron su esfera de influencia en la posterior evolución de la antigua religión de los israelitas y posterior judaísmo.


Sea como fuera, lo no que no deja lugar a dudas es que la cábala es antigua y que ha experimentado un proceso de evolución, no ya solo dentro del propio judaísmo, también el propio cristianismo se ha visto impregnado e influenciado por las ideas que, intelectuales y espirituales judíos y cristianos intercambiaban juntos conscientes que, pese a sus diferencias, ambos querían acercarse a la misma fuente...


Esto ha dado lugar a muchas escuelas, sistemas y formas de aplicar y entender la cábala a lo largo de los tiempos. Los diferentes grupos y escuelas actuales no son ni más ni menos que el variopinto resultado de dicho proceso de evolución, contextualizado en nuestra realidad actual, en la que, ciertas necesidades materiales en algunos casos parece que pesan más que otros motivos que en su día fueron más importantes para otras escuelas antiguas. A saber: popularidad frente a ocultamiento, superficialidad en oposición a profundidad, negocio o pureza de cultivo interior... exaltación del ego exitoso ante la vida o vivencia íntima... Y aunque pueda sorprendernos, también en algunos casos, coexistencia armónica y complementaria de ambos extremos...


En lo que sí coinciden prácticamente todas estas escuelas y grupos es que la cábala es un sistema de trabajo interior, un método para lograr un desarrollo y mejora personal en distintos grados y niveles y para el que se emplean los símbolos y cultura de la tradición judía o judeocristiana en otros casos.


Y en definitiva, esto es algo práctico, vivencial, tan directo y claro como el "aprender a vivir". Y el aprender a vivir es un aprender haciendo, por encima de cualquier charla y consideración teórica que queramos tener. En la cábala se tiende mucho, como no puede ser ser de otra manera, ya que es una tradición ligada al estudio, a las charlas o sermones de tipo teórico, explicativas. Pero como tantas cosas, solo tienen sentido si pueden aplicarse a la vida real con resultados positivos.


Ciertamente, no es muy difícil, especialmente si eres una persona intelectual y tienes cierta inclinación a la docencia, de dar charlas con ideas muy bonitas. Pero, la verdad sea dicha, raramente podemos comprobar la contrastación de dichas ideas de profesor ilustre con el ejemplo de vida real de la persona que anima dichas ideas. No siempre es fácil ver más allá del atril del orador y recibir una enseñanza donde sean los hechos los que hablen y no las palabras. Esto permite, a cualquier conferenciante de cábala por muy prestigioso que sea o incluso ejemplar en su conducta diaria, esconderse tras la cortina de la apariencia y ocultar aquello que no se quiere mostrar... ¿quién puede tener así la certeza de qué todo lo que se me está contando es vivido con total y absoluta franqueza? Los discursos, las palabras bien dichas... tienden a impresionarnos. Y en ese aspecto, la humanidad tiende a ser muy ingenua y vulnerable... Las palabras nunca, por muy acertadas que sean, serán la verdadera realidad en sí mismas.


Sin embargo, subirse al atril y dar una conferencia, sigue siendo relativamente fácil, si lo comparamos con las pruebas de la vida en las que se mide si realmente interiorizamos la autenticidad de la cábala o no. Uno puede recibir halagos por ser un buen orador, acabar teniendo cientos o incluso miles de seguidores. Uno puede manejar tan bien el poder de la palabra que puede hacer creer o incluso creerse por si mismo ideas que ni siquiera vive ni practica... es una paradoja terrible, pero así es. Y ciegos, como esperando ingerir un alimento sabroso pero artificial, algo parecido a la comida basura de hoy en día, cientos de miles se apelotonan frente al orador que les facilitará una agradable fuga de la realidad vestida con el velo de la aparente espiritualidad, antes que enfrentar su propia vida, con todos sus problemas y dificultades cara a cara.


Cualquier orador y estudioso de la cábala, antes que todo esto, debe de bajarse del pedestal y ser puesto a prueba por la vida. Antes de saber hablar hay que saber actuar. Antes de dar consejos sobre los problemas de la gente, hay que vivir en carnes vivas esos problemas, entenderlos y poder, desde la experiencia, ayudar mejor. Cuando hablo de cábala práctica no me estoy refiriendo a la cábala ritual o mágica, que también existe. En este caso me refiero a la cábala práctica de aprender a vivir la vida sabiamente y con altas dosis de compasión, rajamim en hebreo. Obviamente, si uno se baja del pedestal y se dedica a trabajar y servir como cualquier hijo de vecina, sin nombre, sin prestigio, sin reconocimiento social, desde el anonimato, seguramente tenga menos tiempo para dedicarse a dar conferencias ni tampoco pretenda vivir de ello. Nadie pensará en dicha persona como un "maestro de cábala oficialmente constituido" Otra de las paradojas de la vida y que la propia cábala estudia. Los mejores maestros de cábala, que son los verdaderos maestros de la vida, casi nunca se ven a simple vista. Son ellos los 36 justos de los que nos cuenta la tradición que desde su anonimato sostienen el mundo...


Obviamente, si uno se interesa por estos estudios y busca un maestro mínimamente cualificado, es obvio que acabará estudiando con uno que se publicite algo, si no sería imposible encontrarlo... Y un cierto grado de publicidad y de darse a conocer es necesario para que la gente tenga algo sobre lo que iniciarse. Es inevitable, imposible y necesario en un primer nivel y contacto. Pero el estudiante nunca debe ser ingenuo y no debe olvidar que dicho maestro debería de haber sido puesto a prueba con la vida y haber hecho algo más en bien de la humanidad que vaya más allá de dar conferencias y subirse a pedestales desde los que se habla bonito. Las conferencias y las clases son también necesarias en este primer nivel y hay que apreciarlas y aprovecharlas en su justa medida. Pero si el estudiante es serio y realmente quiere profundizar, este primer contacto seguramente le abrirá las puertas para acabar encontrando esos maestros ocultos y anónimos... y seguramente de mayor nivel espiritual...


Por otro lado, la enseñanza y el aprendizaje de la cábala siempre caminan de la mano. Los que se inician en este camino acabarán combinando la doble faceta de alumnos y maestros. Y por la misma regla de tres, a todos nos llegará el momento en el que la vida nos probará. Y esto será la hora de la verdad, la prueba de fuego, en la que se mostrará realmente si estamos preparados para hacer descender la luz de la sabiduría a las cosas cotidianas de la vida o si preferimos escaparnos de la realidad en un mundo de ideas que, pese a provenir de la luz, como todo cuanto existe y según enseña la cábala, acaban creando una klipá de oscuridad en torno a sí mismas por no querer afrontar la cruda realidad de la vida...


Algo así siento que me ha pasado a mí. Después de llevar varios años estudiando la cábala e, incluso dando mis conferencias, una nueva realidad que en principio no era fácil, se ha presentado en mi vida y he tenido que enfrentarla. Me ha supuesto tanto esfuerzo y dedicación que en un primer momento pensé que tendría que acabar abandonando mi interés y mis estudios por la cábala. Pero algo así, que se lleva dentro y se vive, nunca se deja, aunque el ego del orador tenga y deba desaparecer necesariamente por un tiempo. "Es el momento de la hora de la verdad", me dije a mí misma. No es la hora de abandonar la cábala. No debo pensar, "mi trabajo no me deja tiempo para lo espiritual". Eso es un autoengaño. Ciertamente he dejado de dar mis clases por un tiempo o incluso no sé si volveré a darlas. Pero cada vez con más firmeza me daba cuenta: "tal vez la gente piense que lo he dejado, pero no es así. Es el momento de hacer cábala práctica. De aplicar todos estos conocimientos que he estado acumulando este tiempo y de dar ejemplo, una enseñanza de verdad que no tiene que ver con dar discursos, si no a aplicar dichos conocimientos a saber vivir y resolver la situación real a la que me tenía que enfrentar."


Todos los cambios circunstanciales traen oscuridad en un momento inicial. Y dificultades. Pero es el valor de enfrentarlos y aprender de ellos como se adquiere la experiencia y la sabiduría. Me di cuenta cuanto se parecen muchas de las labores de una jefa de estudios a lo que los antiguos cabalistas proponían. Hacer horarios es un sistema de permutación de posibilidades con los que uno tiene que jugar, con infinita paciencia, estudio y análisis de todas las combinaciones posibles para elegir la mejor opción. Me acordé de todos los métodos de permutaciones que enseñan los cabalistas y pensé: "esto en esencia es lo mismo. Ahora voy a hacerlo de una manera práctica y real. " Pedí ayuda a Dios y traté de pensar, tal y como Abraham hizo, espero permutar, combinar y grabar correctamente estos horarios para tener éxito tal y como él lo tuvo... " Hacer esta labor implica estar practicando una autoobservación constante, para que cada vez que un defecto aparece, especialmente de impaciencia y de desesperación por no conseguir el resultado inmediato que se quiere, poder, desde ese estado de auto-observación, gestionar dicho defecto, neutralizarlo y agarrarse firmemente a la paciencia y a la íntima recordación divina para mantenerse firme y equilibrado en ese largo y meticuloso proceso que implica cuadrar unos horarios. El trabajo interior va unido al autosacrificio y quien piense que esto no es así, se autoengaña totalmente. Cuidado con aquellos maestros de cábala que solo andan buscando su ensalzamiento personal y cubrir sus necesidades... Te das cuenta de que, para que esos horarios o permutaciones posibles sean las más adecuadas en beneficio de todo un centro, tienes que sacrificar tus propias preferencias personales en aras de un beneficio colectivo. La rajamim (compasión) presente en Tiféret actúa como la séfira armonizadora de todo un sistema que necesita vitalmente dicho sacrificio para la que la compasión se active como es debido. Uno primero da, en aras de este sacrificio. Pero también, si ha logrado un sistema armonioso y equilibrado, posteriormente recibirá los beneficios que ese sistema proporciona.


El sacrificio es el as que el verdadero adepto siempre se guarda debajo de la manga. Yo puedo pedir a mis compañeros un esfuerzo extra. Pero porque yo soy la primera que me presto a hacerlo. De esta manera, nadie puede echarme en cara nada. Soy consciente de la responsabilidad que tengo en mi trabajo y de lo que esto supone. A diferencia de muchos, que ambicionan cargos solo por los beneficios y privilegios que estos les reportan, debemos entender que si dicho cargo se acepta desde la voluntad de servir, esto supone movilizar una gran fuerza de voluntad y la aceptación de que uno debe de estar primero dispuesto a dar antes que a recibir. De eso, en definitiva, trata la naturaleza del verdadero sacrificio. Una palabra que hoy en día no gusta y que no vende demasiado entre las escuelas de la nueva era, y ya no solo vinculadas a la cábala.


Es curioso analizar el hecho de que, en mi profesión, cada vez menos personas quieren asumir cargos directivos. Esto evidencia la realidad de que esos cargos reportan pocos privilegios y suponen en varios casos, realizar esfuerzos que no son cómodos para muchos... Sin embargo, dichos trabajos se necesitan... Ahí lo dejo, para reflexionar sobre todo lo que estoy diciendo.


Como conclusión, un dato importante para poner a prueba un buen maestro de cábala: cuanto capaz es de hacer esfuerzos y sacrificios necesarios para el bien común y de que forma transmite este tipo de ideas a los que le escuchan. Lamentablemente no siempre son los maestros los que toman la iniciativa por abandonar esta orientación en sus enseñanzas. A veces lo hacen porque, en su intento de cautivar y tener más seguidores, no les interesa poner en evidencia palabras y conceptos necesarias para el trabajo interior, pero que suponen verdades incómodas tanto para ellos como para los que los siguen. Como bien dije unas líneas más arriba, la verdadera autenticidad del cabalista no estará tanto en la gran cantidad de libros y erudición que ha acumulado si no en la capacidad y coherencia con la que ha sido capaz de cruzar la línea entre la teoría y la práctica, la habilidad que ha tenido para desenvolverse en trabajos difíciles, incómodos pero necesarios para la humanidad, en el esfuerzo que ha realizado para hacer descender la luz de los mundos superiores para iluminar a los inferiores en las cosas de la vida cotidiana.

40 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page